Carta abierta a Claudia Piñeiro
Carta Abierta a Claudia Piñeiro
Grosseto, 20 de enero del 2020
Querida Claudia,
Quisiera en primer lugar renovar mi aprecio por tu narrativa, por la simpatía con que te relacionas con tus lectores y por tu incansable actividad como promotora de autores argentinos y no. Tuve ocasión de leerte por primera vez estando en Italia. Encontré tu novela Le vedove del giovedì entre las novedades, en la Mondadori de Milán (Piazza de Angeli) y leí ahí mismo, de pié, intrigada, las primeras páginas. Me quedé una hora leyendo y decidí que iba a comprarme el libro en mi primer viaje a Buenos Aires. Mientras tanto, no dejo de recomendar tus obras, que sin parar la Feltrinelli publica. Y por su puesto sigo leyéndolas en versión original, celebrando tu presencia en Italia, en Festivales o en las vitrinas de las librerías.
Tiempo atrás estuve viviendo en Argentina. Fuiste siempre muy amable conmigo, como es tu costumbre, presté atención a tus opiniones y tus respuestas, por las cuales quedé agradecida hacia vos. Aprecio tu capacidad de analizar nuestro presente y formular explicaciones sobre temas complejos, sentimientos encontrados y personalidades originales. Por estas razones, supuse que podía expresar una opinión personal sobre un tema que me toca de cerca y no me di cuenta que mis ideas podían ser tomadas como un insulto. Bien lejos de serlo, te renuevo mis disculpas y lamento mucho que lo hayas tomado en tal forma. Tanto lo lamento, que pensé en escribirte esta carta porque considero que en un par de tuits no hay espacio para desarrollar ideas.
Si bien el domingo intercambiamos algunas opiniones sobre el Plan de Nacional de Lecturas, en el que estás involucrada, quiero aclarar que no me refiero ahora al caso concreto de lo que se está preparando para el 2020, sino a la idea en sí misma de programa nacional de libros, partiendo de mi experiencia personal.
Soy profesora en Italia de italiano y latín, en el colegio público, tras conseguir la cátedra en un concurso nacional. Tengo años de experiencia dictando clases de literatura italiana a estudiantes de 13 hasta 19 años. No creo que los adolescentes cambien mucho de un lugar a otro, pero sí las modalidades de dar clase.
En concreto, con mis estudiantes, me manejo de esta forma. Cuando cursan el biennio, primeros dos años del Liceo, y el triennio, últimos tres del Liceo, tenemos la obligación de leer dos obras por entero: Los novios de A. Manzoni y la Divina Comedia de Dante, porque son obras determinantes para entender la cultura italiana. Por el resto, la libertad de elección es total. Trato de entender qué argumentos los motivan, elijo narradores contemporáneos italianos o no, que puedan abordar temas de interés para ellos. Busco obras que tengan calidad literaria y que les permitan analizar sus mundos interiores. Una vez que ellos sienten que la lectura es un ejercicio significativo, porque da respuestas a preguntas auténticas sobre sus vidas y sus experiencias personales, paso a autores menos sencillos y propongo libros que puedan ponerlos frente a cuestiones que atañen a los otros, adultos, ancianos, extranjeros, lo que fuera.
Creo que la lectura es fundamental para crecer desde un punto de vista intelectual, afectivo y social (desarrollo de la inteligencia lingüística/verbal, intrapersonal, interpersonal y lógica). Estoy convencida que esto se logra solamente a través de textos auténticos, honestos, basados en experiencias directas y observaciones agudas de la realidad. También el fantástico en muchos casos permite llegar a estos objetivos. No es mi propósito darte clases sobre este tema, pero me pareció correcto explicar un poco más mi posición contraria a definir una lista de libros, por más amplia y representativa que pueda ser, porque me parece un límite a mi profesionalidad. Si me toleras también una expresión fuerte, que no quiere ser ofensiva hacia vos, algunos italianos inclusive la podrían considerar un insulto a la inteligencia de cada profesor. Sé de todas formas que hoy estamos luchando contra el poder de otros lenguajes más seductores para los estudiantes y que todo intento de revertir el desamor hacia la lectura implica un esfuerzo enorme y altos riesgos de lograr resultados inferiores a los deseados. Deseo que puedas seguir realizando proyectos interesantes para promover la cultura en Argentina con los merecidos reconocimientos, también espero que tu presencia en el exterior pueda seguir aportando beneficios al mundo literario argentino que sigue siendo objeto de interés y atención por parte de un público exigente.
Buon lavoro, Claudia, buona estate!! Pueda esta carta compensar la amargura de ayer, con simpatía
Renata
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